La pobreza de los argentinos ¿tiene solución?

Por Jorge Aceiro

Las muy interesantes exposiciones escuchadas en este seminario, especialmente la última, me llevaron a concretar el título y como tratar esta exposición. Está claro que hablamos del aumento de la pobreza en nuestro país, pues en el mundo la pobreza bajó, incluso en nuestros vecinos, que crecieron económicamente, pero con herramientas que, entre nosotros, serían políticamente incorrectas: mercado libre, capitalismo, economía abierta al mundo. Nosotros no lo logramos, ¿por qué?…… Porque buscamos soluciones milagrosas……y no hay soluciones milagrosas, solo una invitación al esfuerzo “con la mente puesta en el hombre y su desarrollo en libertad”. (JP II)

Estoy convencido que, por el camino del asistencialismo y la distribución, la pobreza irá en aumento, claro que el ser es más que el tener, pero hay un mínimo del tener sin el cual no se es y ese mínimo requiere buena educación, vivienda digna, salud,……y esto solo se logra con crecimiento económico. Las reuniones anteriores mostraron la riqueza del debate, por lo que solo propongo 4 reflexiones en borrador, algunas desarrolladas y otras solo esbozadas, desordenadas, esperando se ordenen algo luego del debate, sobre como pudimos llegar a eso y si es posible salir. Para este análisis en borrador un telón de fondo y 4 reflexiones.

TELÓN DE FONDO: 1er. Cap. De un libro de Ortega y Gasset, que nunca terminó: Ideas y Creencias. (Dificultad en cambiar las creencias)

Las ideas se tienen; en las creencias se está….Pensar en las cosas y contar con ellas….No importan las ideas que tenemos sino las ideas que somos….. Con las creencias vivimos, nos movemos y somos…. Las ideas se alimentan de su cuestionabilidad, no es difícil cambiarlas…. Las creencias están, no tenemos ni necesidad de recordarlas, contamos con ellas por eso es muy difícil cambiarlas.

1ª REFLEXIÓN

No hay duda de que estamos enfrentando otra crisis, perdimos confianza en nosotros mismos. El doctor Palacios Hardy al final de su exposición (con fuerza y emoción contenida) me exime de explayarme sobre su gravedad. No vemos el futuro. La crisis crea tal confusión en los espíritus y en los corazones que llegamos a preguntarnos sobre las posibilidades de futuro que tiene nuestra sociedad y a dudar, incluso de nuestra capacidad de superarlas. Ninguna organización de la sociedad escapa a un cuestionamiento radical. Los desacuerdos han tomado tal proporción que minan la fuerza moral necesaria para luchar contra el sentimiento de inseguridad que engendra el estallido de las estructuras establecidas, que no respetan los valores fundamentales de la vida social: la verdad—la libertad—la justicia. Se mutiló la esperanza.

El desafío es volver a ver el futuro. Recuperar la esperanza. Claro, estamos acostumbrados a entrar y salir de crisis. Vivimos en crisis recurrentes, y, cada una, fue una oportunidad. La crisis, puede ser indeseable pero en sí, no es buena ni mala. El resultado será bueno o malo, porque obliga a recalificar valores, y será bueno o malo en función de esos valores. No es un instante. No se recalifican valores en un instante. No es volver al pasado. El pasado provocó la crisis. No debe ser endémica, porque entonces sería decadencia.

¿Cómo se pasa de la crisis a una sociedad normal? Cambiando valores…. Nosotros hemos salido aparentemente de muchas crisis, pero con diversos recursos principalmente financieros y no sostenibles pero, al no cambiar valores y agotarse el recurso usado, volvemos reiteradamente a caer.

Como consecuencia de eso, desde hace mucho tiempo hay en nuestro país una incoherencia profunda entre lo que decimos que queremos (ideas) y lo que hacemos para lograrlo.(creencias-acciones). Y lo que hacemos es porque las leyes y reglamentaciones apuntan a eso.

- Queremos bajar la desocupación. Y tenemos los más altos impuestos al trabajo.

- Queremos y necesitamos exportar más. Pero seguimos teniendo impuestos que gravan la producción, no los paga el que importa y no los devolvemos al exportar, incluso hay retenciones.

- Queremos inversiones. Pero las gravamos inadecuadamente y antes de que produzcan y generamos desconfianza, aplaudimos el default.

- Queremos nuevas empresas especialmente PYMES. Pero mantenemos un cúmulo de regulaciones que las inhiben.

- Queremos mejorar la recaudación. Pero sin simplificar nuestro complicado sistema impositivo.

- Somos un país Federal. Pero los ingresos de las provincias dependen del Gobierno Central.

Tomamos un camino que no conduce donde decimos querer ir y nos asombramos de no llegar.

Los valores actuales (no sé si llamarlos valores o creencias) son anti desarrollo y no solo los económicos, pero, también los económicos, porque las cosas que queremos solo se logran con desarrollo económico.

Muy resumido y sin ponerlos todos: ¿cuáles son esos valores? (hay un error que cometo deliberadamente en confundir valores con creencias) sabiendo que hay creencias que hay que tener mucho coraje para llamarlos valores.

- Exagerada búsqueda de seguridad por inadecuado conocimiento de la relación seguridad-libertad-presencia del Estado.

- Inadecuado uso del término solidaridad, se confunde con asistencialismo y no se mira como una interrelación. -Solidaridad -subsidiariedad- papel del Estado- desarrollo del individuo.

- Pensar que el estándar de vida, el salario puede subirse por decreto.

- Políticos que no entienden las limitaciones que impone nuestro propio programa y además vivir en un mundo cambiante, donde otros toman decisiones que, queramos o no, nos afectan. Que se especializan en legalizar derechos, sin mencionar ni actuar sobre las obligaciones que cada derecho supone.

- Estado omnipotente.

- Prioridad de partidos y personales sobre el bien común.

- Aceptar resignados o por conveniencia, los tiempos y calidad de la justicia.

Podría seguir, la lista es muy larga pero, dentro de ellos, hay uno que no quiero olvidar:

- Todo lo que se haga, debe hacerse sin costo social y, solo razonando, debiéramos darnos cuenta que eso no existe.

En la práctica llamamos costo social al esfuerzo, al sacrificio que es necesario hacer para obtener un logro.

En cualquier sistema, los dos pilares básicos del desarrollo son el ahorro y la eficiencia. El primero: consumir menos de lo producido, a fin de invertir para un mayor y mejor desarrollo futuro, contra la tendencia de consumir igual o más, endeudando generaciones futuras. El segundo: la eficiencia, que requiere movilidad ocupacional y geográfica. (T. del Fuego) (Todos los otros costos son derivados de estos dos).

Alguien puede decir que, el desarrollo económico no es un fin en sí mismo y que no necesariamente lleva a la felicidad. Y tiene razón. Es más, en el sentido popular de la palabra felicidad, tal vez no esté ligado al desarrollo. Lo que el desarrollo económico da, son más posibilidades, mayor capacidad de elección, es decir está ligado a la libertad. Los que no la valorizan tanto piensan entonces en un cambio muy lento al que llaman sin costo social. Yo diría con menor costo social presente, pero alimentando un costo social futuro mucho mayor, como el que estamos pagando hoy al ver que los otros crecieron, y sin esperanzas de alcanzar a los que un día estuvieron debajo. Por eso corresponde al sistema político y a la sociedad civil determinar que estamos dispuestos a renunciar hoy, para un bienestar futuro y debe explicitarlo con sus consecuencias, ciertamente es un tema cultural depende de la cultura de cada pueblo.

Cultura e identidad son elementos que influyen fuertemente en la competitividad, especialmente en países que pretenden altos niveles de ingreso. Y la identidad está lejos de ser solo un recuerdo nostálgico del ayer. Va cambiando, es también del futuro más que del pasado, tiene que ver con el proyecto, con lo que queremos ser y lo que estamos dispuestos a esforzarnos para lograrlo. --Gobernar entonces, es lograr el adecuado equilibrio entre costo presente y futuro es un compromiso, y, el compromiso, hay que entenderlo (explicarlo) porque deja gente insatisfecha. Los que por una razón u otra, pregonan en las ideas o en los hechos logros sin el esfuerzo o sacrificio correspondiente, son los verdaderos responsables de las desilusiones y frustraciones de aquellos a los que un día ilusionaron.

2ª REFLEXIÓN

Aceptando entonces que estamos en crisis y hay que cambiar valores, ¿Cómo se pasa de la sociedad real de hoy a la que deseamos? ¿Empezamos por un plan económico? ¿Gradual? ¿Shock?

Pienso que no, primero debemos explicitar la sociedad que deseamos, con sus contrapartidas y sus valores………y esto no un presidente ni un partido, la sociedad civil toda, y cuando digo toda incluyo partidos políticos, Iglesia, organizaciones sociales, sindicatos obreros y patronales, todos, y algunos con más énfasis, (por desgracia nuestra sociedad civil no es nuestro fuerte) y, por supuesto, el resultado será un arbitraje entre las cosas que queremos y el costo que cada logro implica. ¿Es posible esto?

Van reflexiones parciales, más para plantear los temas que para agotarlos. Más que a compartir certezas, que no las tengo, a desentrañar lo que nos falta. Hacer un esfuerzo de reflexión para entender los signos de estos tiempos y sus complejidades. Razonar el modelo socio político de la sociedad a la que se quiere ir (normal, deseada, Posible) es anterior a razonar el modelo económico y el de la estructura productiva de la sociedad. En la medida en que la sociedad enfatice la solidaridad, la subsidiariedad, la propiedad privada, la justicia, la igualdad de oportunidades pero no de resultados, va definiendo parámetros económicos.

En la medida en que se señalen expresamente objetivos políticos o de seguridad o de estrategia, no necesariamente optimizadores de lo económico, especialmente en el corto plazo, como pueden ser: desarrollos regionales, infraestructura en zonas de frontera, incluso el sostén de ciertas industrias sin ventajas relativas, también se va definiendo en gran medida lo económico.

En otras palabras estamos diciendo que, el modelo económico, debe ser coherente con la sociedad hacia la que se quiere ir y es válido solo para la sociedad para la que fue diseñado.

Si una persona o un grupo, se sientan a diagramar un modelo socio político económico, tiende a dibujar el modelo soñado por el o ellos, y, por definición diferente del real.

Las actitudes de los hombres y de la sociedad responden al modelo real. Una buena parte de los fracasos y tensiones se deben a incompatibilidad entre modelos, el que tienen “in mente” los que aplican herramientas económicas y la sociedad real tal cual es, con sus creencias.

El problema se agrava si una o varias áreas actúan con su propio modelo. Es decir, no puede dejar de explicitarse y divulgar un mínimo de signos concretos de la sociedad hacia la que vamos y los medios usados para que haya coherencia y, no debe hacerse en forma general para que cada uno lo interprete a su manera.

Ejemplo muy simple: hablar de reducción del Estado, de mejorar la educación……..reducir carga impositiva… El punto de arranque es siempre la sociedad real. Si la sociedad normal (diseñada-acordada…) es muy distinta de la real el accionar será muy distinto del deseado. Esto que parece una verdad de Perogrullo motivó y sigue motivando acaso justas quejas de las autoridades que critican el accionar de la sociedad real como contrario al objetivo.

Esta dicotomía puede deberse a que la sociedad buscada no representa lo que la gente quiere o, lo más probable, que la sociedad real no acepta las contrapartidas. Esto supone, nada más ni nada menos, afrontar el problema de que no basta el acuerdo de ideas para que el accionar de la sociedad sea coherente, sino que es necesario coherencia en el accionar, y esto es mucho más difícil, porque para cambiar ideas no tenemos inercia pero para cambiar costumbres hay que cambiar hábitos, que si tienen inercia y mucha.
Estamos diciendo que el cambio hacia una sociedad deseada, aunque sea posible, es lento, es evolutivo, exige un cambio cultural, y para lograrlo mucha coherencia, insistencia, pedagogía….con toda la lentitud que supone.

3ª REFLEXIÓN

El intento de explicitar la sociedad más conveniente para el país es difícil. Implementarlo es aún más difícil y muy decepcionante, tanto más cuanto más idealista se sea porque la sociedad real será siempre imperfecta.

Pero esto no debe obstar, más bien estimular a tratar de bosquejar por los menos sus parámetros más trascendentes. Es obvio que nadie puede pretender diagramarla solo entre cuatro paredes en un momento de inspiración. Además debemos aceptar que la sociedad real, se mejora, se acerca a la buscada por aproximaciones sucesivas, donde las dos van cambiando con el tiempo.

Los planes económicos entonces, deben responder a la sociedad real, con algunos avances que empujen, que arrastren hacia la buscada. Es necesario que vayan delante de la sociedad real mostrando el camino, pero de cerca, y con total coherencia entre áreas.

El intento de forzar desde lo económico un cambio muy importante en la sociedad, en mi opinión, no es el camino aconsejable. Esto será tanto más así cuanto más diferente sea la sociedad real de la que corresponde al modelo económico, y cuanto más incoherencia haya en el accionar entre áreas. (Algo de similitud con la situación actual)

Todo plan complejo supone hechos que deben ocurrir simultáneamente, la no simultaneidad, independiente del motivo, obliga necesariamente a cambiar lo razonado.

Surge de lo anterior la necesidad de ir teniendo por lo menos las bases de la sociedad que se busca. La primera respuesta será: queremos educación, seguridad, trabajo, vivienda digna, etc. Pero creo que hay que empezar con algo más profundo.

¿Cuáles deben ser sus rasgos esenciales?

Comenzando por la base, libertad-seguridad-tamaño del Estado. (Incluyo provincias) Son variables dependientes una de las otras, importantes, aquí se define, de verdad, la sociedad en la que queremos vivir. (Obsesión mía)

La teoría individualista enfatiza la libertad de cada uno compatible con la de los demás, es más bien negativa en el sentido que tiende a evitar el abuso. No tiene en cuenta los mayores logros posibles con la cooperación de otros, el efecto multiplicador de la sociedad civil sobre el desarrollo propio de los individuos, y desestima la solidaridad.

La teoría colectivista se olvida del hombre, sus necesidades y fines existenciales, enfatizando la organización, el hombre solo puede reclamar el grado de libertad de lo que está permitido.
La libertad puede concebirse como el poder hacer todo aquello que no está prohibido o va contra la razón y el bien común; o hacer solo lo que está permitido.

¿A cuál de los dos se parece más la que yo deseo? :

El fin y función de la sociedad es el logro del bien común, para ello es necesario una parte positiva y una negativa. La negativa es la defensa contra los abusos, la positiva va más allá, trata de hacer posible la existencia plenamente humana de sus miembros y trata de crear orden, justicia y bienestar.

El bien común no coincide con el principio mecánico de la igualdad. Esta teoría colectivista ignora la realidad de la desigualdad y la fuerza del estímulo del propio interés para el bien común. La consecuencia es una sociedad chata, sin desarrollo de la personalidad y con menor desarrollo económico global.

En una correcta evaluación del equilibrio entre una posición y la otra debiera, en mi opinión, centrarse la discusión.

Pero no eludo la pregunta: mi sociedad deseada se parece más a la que prioriza la libertad Pero libertad para hacer lo que debemos, no lo que queremos. La libertad separada de la verdad, es licenciosa y nos lleva a otra forma de esclavitud, tanto más peligrosa cuanto más poder tenga el que abusa de ella, libertad limitada por el bien común y la razón, pero incluyendo en ella la solidaridad y la necesidad de sociedades intermedias a las que le asigno un papel muy importante en el desarrollo de la sociedad civil.

La solidaridad, como yo la imagino, tiene sus límites, no solo en lo que se da sino en quien lo da. Los conceptos de solidaridad y subsidiariedad deben estar siempre juntos.

Grandes realizaciones en el área de la seguridad social pueden ser contrarias al bien común, pues pueden llegar a privar al hombre de asumir responsabilidades que le son propias y necesarias para su desarrollo en libertad, es decir lo humillan.

Los documentos pontificios han remarcado siempre el principio de subsidiariedad. Para Pio XI es un principio de justicia que hace al derecho (no a la eficiencia ni al sistema económico). Es mi derecho a que otro no haga por mi lo que yo puedo hacer. Es contrario a la justicia dice en Cuadragésimo Anno/1931) que la comunidad más amplia pretenda asumir lo que las comunidades menores y subordinadas realizan o pueden llevar a buen fin.

Esto limita mucho el papel del Estado, y no sé si la sociedad civil está preparada para asumir sus funciones, la misma Iglesia, en mi opinión, no ha enfatizado suficientemente la subsidiariedad cada vez que exige solidaridad, con lo que de hecho hace asistencialismo, con lo que, sin quererlo, humilla anticipadamente a los que podrían llegar a “SER” y “HACER”.

Pero como dije antes eso es lo que pienso yo, y en cuanto a valorar la libertad y la consecuente menor importancia del Estado que soluciona todo, creo que pertenezco a una minoría.

Los muchos años pasados han mostrado la fuerza que tienen ciertas ideas e intereses para oponerse a los cambios requeridos: funciones del Estado- el salario sube por decreto-actividades que deben ser protegidas-provincias que no son viables con el gasto público que tienen.

Esto que puede ser lícito y que incluso puede llevar a un mayor grado de bien común, especialmente a corto plazo, es una decisión política, no económica, pero es una decisión política con consecuencias económicas, cuyo efecto negativo debe ser explicitado en todo plan sensato. La definición del tipo de sociedad irá condicionando, como dijimos, el modelo económico.

Cada una de estas cosas debe hacerse con una evaluación de su contrapartida o efecto negativo para que nadie se llame a engaño, lo que exige una muy buena política de comunicaciones, muy persistente, pedagógica, simple, para mostrar que lo que estamos haciendo salió como solución de compromiso y debe “machacarse” sobre la idea de que es eso, una solución de compromiso, que nos inhabilita para pedir otras cosas, ya que hemos llegado evaluando los pro y contras a aceptar ese modelo.

Confió que de este análisis surja una mayor aceptación del costo de cada uno de los objetivos buscados, que la resignación de los mismos por su costo.

Aquí quiero hacer un breve paréntesis: Si predomina, como es mi deseo, la aceptación del costo, el exceso de regulaciones, la baja formación y capacidad de adaptación de demasiada gente, permite suponer una transformación nada fácil respecto a la evolución del empleo y la pobreza. Esto debe comprometernos, especialmente como cristianos, a actuar dentro de la sociedad civil, influyendo en las que hay y creando otras. La opción preferencial por los pobres no es por el hecho de que lo son sino para sacarlos de esa situación, tener afición por los pobres es la forma más intensa de amor que nos pide Xto. Pero, sobre todo, para que dejen de serlo, y prestarles afecto y ayuda mientras ayudamos a re encaminarlos. El trabajo de los salesianos en el sud, enseñando oficios, es uno de los caminos a imitar, La Juanita y sus cooperativas, otra.

4º REFLEXIÓN

Definido esto, con los costos que la sociedad conoce, ahí sí de la economía deben salir las Reglas de Juego para lograrlo, y estas reglas de juego deben ser tales que empujen hacia la sociedad futura, y deben mantenerse en la búsqueda del Bien Común y entenderlo todos.

Aunque puede no gustarnos, necesitará de un leader ubicado en la sociedad real, tan cerca como pueda de la soñada para arrastrarla hacia ella, pero dentro de la real, para no ser leader de una utopía.

Concentrémonos en tener Reglas que marquen bien el camino,……. de calidad. (Douglas Noor Nobel de economía1997) Todo llamado a la responsabilidad de los individuos para que orienten sus inversiones y su accionar hacía lo que conviene al bien común, cuando las reglas de juego orientan hacia otro lado, a nivel país no solo es ineficaz, es infantil.

A las ambiciones que la sociedad argentina quiere y merece, no llegaremos con las Reglas de Juego actuales. Tampoco sin convencerla de los precios que hay que pagar para lograrlo, más aún después de tantos esfuerzos malgastados. Profundo cambio de valores, profundos cambios en la administración de los Estados Nacional, Provinciales y Municipales, de la organización de la política y de la Sociedad civil, y, después, las reglas de juego económicas que lleven a la inversión y el desarrollo sostenido.

La estabilidad, y la apertura al mundo, suponen un Estado chico y muy eficiente, a la altura de los países con los que queremos competir. Es decir supone un razonamiento base cero de la organización de nuestras instituciones Nacionales, Provinciales y Municipales, razonadas para otros tiempos y otros objetivos y distorsionadas a lo largo de todos los gobiernos en mayor o menor medida por razones de clientelismo político. Hace falta entonces un sistema político para entender el QUE y con el coraje de pagar el COMO de lo que hay que hacer, las tensiones, las presiones propias de los cambios. Es decir un sistema político con talento, vocación de servicio hacia el Bien Común, excelencia, acreditado ante la Sociedad, dispuesto a propiciar cambios que los perjudican. Tentador desafío, no para mediocres sino para los más capaces, con creatividad para ir construyendo sobre las imperfecciones.

Las soluciones prefabricadas no sirven, no hay piloto automático en el mundo globalizado, además no ser “naif” e ignorar los efectos negativos sobre débiles y perdedores En todo cambio hay ganadores y perdedores, ninguna Encíclica dice que no habrá ganadores y perdedores, lo que si dice es que debemos tratar fraternalmente, ocuparnos de los perdedores.

Hará falta mucha coherencia más que políticas gritadas. Importa lo que se hace, el ejemplo.

El tiempo no será corto. Más importante la coherencia que el tiempo. Toda incoherencia, a nivel racional, equivale a una no definición o, por lo menos a una duda.

Las inversiones no vienen por fuerte que las llamemos sino por hechos.

La tasa de interés no baja con voluntarismo.

Soy optimista por naturaleza y siempre tiendo a buscar y tratar de encontrar una solución, ….

Pero, me pregunto yo y le pregunto a ustedes: todo esto que menciono como pasos previos a consensuar previamente, ¿es posible hoy? A mí me gustaría decir que sí, es más, sabemos que hay solución, incluso muchos, incluso vecinos, lo lograron, pero no es gratis, y entonces, por momentos, me parece una utopía.

Realmente viendo el escenario y las figuras actuales,…. esa apatía ética al conocimiento, el convencimiento con que sostienen cosas impracticables…la defensa férrea de prebendas insostenibles…. ¿hará falta consolidar aún más la decadencia para que, algún día, surjan los liderazgos que lleven al consenso?

Puede pensarse que las recientes elecciones previas, si se concretan, cambian mucho el panorama, ciertamente estamos mucho mejor que hace 2 años pero si buscamos un país a la altura de lo que fuimos, o de lo yo describo no sé si cambia tanto. Lo que se logró, para llegar a ese resultado, es insostenible, acaso con un populismo obligado, más educado, pero igualmente insostenible. Hay provincias inviables con el esquema actual, no puede haber provincias ni municipios con un % tan alto de personal que viva del Estado, evaluar disminuir el número de representantes, especialmente en diputados, (salvo muy pocos, el resto está para levantar la mano y hacer quórum), incluyendo asesores, viáticos especiales y todo lo que le sigue… ¿hará falta modificar la Constitución?

Lo logrado hasta ahora puede ser una mejor base para iniciar la transformación que la que había hace 2 años, hay una base de dirigentes mejor formados, pero solo una minoría frente a la mayoría que está lejos de la mentalidad que supone mi exposición.

Si me pongo en optimista podría ser el inicio de una nueva oportunidad y debemos esforzarnos, poner todo de nosotros para que así sea.

Pero, para mí, sin esos cambios muy profundos en todas las áreas, seguiremos perdiendo importancia ante el mundo y, si me pongo en pesimista y recuerdo a Jean Güitón “Siempre silenciamos lo esencial, nadie se atreve a decirlo, porque lo esencial es lo insoportable” para mi seguir decayendo, es insoportable, pero no nos atrevemos a decirlo.

Pidámosle a Dios nos enseñe a vivir en la inseguridad, y nos de la paz. Paz que solo se logra cuando entendemos que es nuestra obligación buscar, con todas nuestras fuerzas, usando los mejores medios, pero una gracia muy especial de Él, encontrar.

Seguro que el dialogo va a ordenar este desorden de mi resumida exposición, aportar ideas y aliviar mi escepticismo. Gracias.

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