Editorial

Por Juan Marcos Pueyrredón

Nace esta nueva publicación de la Academia del Plata con el propósito de difundir y promover como rezan sus estatutos todas las manifestaciones de las ciencias, las letras y las artes que den testimonio del pensamiento católico en la vida cultural argentina con el fin de participar como laicos en la evangelización de la cultura, siguiendo los principios del orden natural y las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia.

La sociedad contemporánea, a pesar de sus grandes avances en el campo de las ciencias y de la tecnología sufre una crisis de valores que para ser superada requiere descubrir una vez más, con actitud contemplativa, la verdad natural que deriva de la naturaleza de las cosas y del hombre en particular y la verdad sobrenatural que deriva de la Revelación cristiana, para a partir de allí iluminar todos los ámbitos del saber y del quehacer humano (la filosofía, la teología, la política, el derecho, la economía, las artes, las ciencias y las técnicas).

Esta publicación aspira entonces a ser un modesto medio al servicio de esa tarea imprescindible de reflexión profunda sobre toda la realidad contemporánea y al mismo tiempo de transmisión a la sociedad argentina y a otros países del mundo del resultado de esas reflexiones en los distintos campos que nos toque analizar e investigar, a través de seminarios, conferencias, congresos, reuniones, exposiciones y otras publicaciones que se lleven a cabo.

Al mismo tiempo, podrá servir también como medio de comunicación de la actividad interna y externa que lleva a cabo la Academia, a sus miembros, a las otras Academias del país y del exterior y al público en general.

El contenido de este primer número esta dedicado a un tema de enorme trascendencia y actualidad hoy en nuestro país y en el mundo como es el aborto, uno de los crímenes más aberrantes contra el derecho a la vida de la persona más inocente y frágil que existe, la persona por nacer.

La cuestión es de una gravedad inusitada en nuestro país, pues ha sido puesto en debate por el Gobierno una ley de despenalización del aborto, que es de las peores que se conozcan en el mundo civilizado y que otorga el derecho a la mujer embarazada de matar lisa y llanamente a su hijo.

Más allá de que la mujer que toma tan desgraciada decisión es la mayor parte de las veces una víctima mas de la situación (falta de recursos, promiscuidad, falta de educación, presión de su pareja o de sus padres, etc.), y que resulta, en consecuencia imprescindible proteger y contener a las que se encuentran en ese estado, no es posible silenciar la verdad que muchos de buena o de mala fe silencian; por primera vez en la Republica Argentina, habiendo sido abierto el debate por un gobierno democrático, se corre el serio riesgo de que sea aprobado por los legisladores un Proyecto de ley de aborto que autoriza lisa y llanamente a la madre a matar cruelmente a su hijo, y lo que es casi aun peor, una ley que promueve y garantiza gratuitamente ese derecho de la mujer a matar a su hijo, condenando así a pena de muerte a miles de personas inocentes.

Como podrán ver al dar lectura al contenido de esta publicación, el Proyecto de ley de aborto aprobado por Diputados es contrario en casi todo su articulado a nuestra Constitución Nacional, a los Tratados incorporados a ella e incluso a otros que no lo han sido, a las Constituciones provinciales, al Código Civil y Comercial de la Nación y a todo nuestro ordenamiento jurídico, está incluso mal redactado técnica y gramaticalmente y es incoherente desde el punto de vista de la lógica jurídica.

Gracias a Dios, son muchos los argentinos de bien, sin distinción de rangos y clases sociales, pobres, de clase media y ricos, creyentes y no creyentes, que se han levantado con justa indignación contra este Proyecto que pisotea cruelmente, como Caín a Abel el derecho mas sagrado, el derecho a la vida de una persona inocente.

Dios quiera, que los Sres. Senadores de la Nación, antes de votar esta inicua ley levanten un instante sus ojos al cielo y pidan la Sabiduría de Dios que como lo expresa bien nuestra Carta Magna es fuente de toda razón y justicia y por lo tanto fundamento ultimo de todo nuestro ordenamiento jurídico.

Y para aquellos Senadores que no creen, que no han tenido la suerte de recibir la Fe de nuestros padres de la Patria, que levanten también por un instante los ojos al cielo y los estarán mirando millones de niños inocentes que no han tenido la suerte y la dicha en este mundo triste y ahora en nuestra patria, la suerte y la dicha de nacer.

Y los estarán mirando también a todos Uds. Señores Senadores, millones de mujeres que han sido víctimas de la situación desesperada en la que vivían o que pueden llegar a estar en un futuro próximo, gracias a nuestra indiferencia, a nuestra falta de patriotismo, a nuestra superficialidad y por que no a nuestra falta de caridad cristiana o de simple humanidad.

Pedimos entonces desde aquí, desde esta Academia del Plata, hija de la Compañía de Jesús y de su Santo Fundador San Ignacio de Loyola, cuna también de José Manuel Estrada, Félix Frías, Pedro Goyena, Tristán Achaval Rodríguez, Manuel Pizarro, Emilio Lamarca y de tantos laicos y sacerdotes católicos argentinos de esa generación y de la nuestra que dieron su vida por el país, pedimos entonces al Gobierno Nacional en sus tres Poderes, -Legislativo, Ejecutivo y Judicial- que respeten nuestra Constitución Nacional, protegiendo y defendiendo el derecho a la vida de todas las personas por nacer desde su concepción, y por lo tanto rechazando, cada uno conforme con sus responsabilidades y mecanismos constitucionales, el Proyecto de Ley aprobado por la Cámara de Diputados y todo otro que atente contra la vida de la persona por nacer, y al mismo tiempo cumpliendo también con el mandato constitucional implementen un sistema adecuado de protección, control y contención de las mujeres embarazadas en estado de vulnerabilidad.

¡Si así no lo hicieren Dios y la Patria os lo demanden!

Juan Marcos Pueyrredón

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